Pepe Rosello, Carl Cox, Dave Browning & Juan Arenas join forces to drive the Space Ibiza brand forwards

The intention is for four partners who all have a long history with the brand to nurture, grow and ultimately to secure the legacy of what is one of the best known, loved and certainly the most awarded club brands in history.

The partnership is made up of Pepe Rosello, the owner/founder of Space in Ibiza. Pepe who alongside Martin Ferrer of Amnesia and Ricardo Urgell of Pacha positively changed the face of Ibiza nearly 30 years ago.

“Space is a way of living the music, which is part of our shared experiences in the most vibrant moments of our life. The roots of Ibiza extend to new destinations with the joy, passion and enthusiasm for this adventure, to return to our house, the island.”

Carl Cox, who is recognised as the number one DJ in the world by his peers. Carl’s love of Space is well documented, and his 15-year residency ended the year closed its doors.

”Space club Ibiza, has always been my home for the last 20 twenty years, and now to pave the new way for the future of Space is really exciting, and now forming a partnership with Pepe, Juan, and Dave Browning, to run the newly formed team, it feels solid in the way that we are a family team, and I feel we can bring everything back to where it belongs.”

“We already have some exciting news for next year, and we will tell you all more about that nearer the time. But for now I am very happy with my new role for Space, and I can happily fly the Space flag high.”

Dave Browning, Ibiza promoter of many of the biggest and best parties of the last 15 years and Juan Arenas, Space general manager for the final 10 years in its Playa Den Bossa home.

The Space terrace is part of clubbing folklore, and the 4 partners feel they have a duty of care to ensure generations to come also have the opportunity to experience what, for many hundreds of thousands of people, shaped part of their lives.

Space was more than just a building but a meeting of like-minded people with a shared love of music a feeling, a coming that shouldn’t be lost after the closing of Space’s spiritual home 2 years ago. The idea is to take Space’s original concept of a spiritual coming together of like-minded people to dance and party, regardless of your status or background, across the globe, bringing it to a new generation of people and venues.

Suffice to say that the next chapter in the history of the “best club in the world” will bring a much-needed injection of optimism to the current generic clubbing by numbers music scene that used to be Ibiza.

At the time of print, none of the partners can neither confirm nor deny the many rumours of a new venue in Ibiza suffice to say this is just the first page in the next chapter the story of the ‘best club in the world’.

El empresario Pepe Roselló entrega una escultura del artista Pedro Hormigo al dj Carl Cox como regalo de cumpleaños y por su contribución a la música durante décadas en la isla

En una nave situada en el Polígono de Montecristo se concentran los elementos más emblemáticos de la desaparecida discoteca Space. En esta especie de museo de la música electrónica se muestran los recuerdos de las cabinas del pinchadiscos, pósteres, fotografías, mechandising y premios a la mejor discoteca de mundo, entre otros elementos representativos de la laureada macrodiscoteca. En la sala de exposición de este monumento del dance y el house, el empresario Pepe Roselló reunió a medio centenar de amigos, productores musicales, djs de renombre, empresarios y antiguos empleados de Space para presentar una escultura en homenaje a uno de los mejores djs de todos los tiempos, Carl Cox.

El homenaje sirvió para ensalzar los tres pilares del don único que permite a las personas relacionarse y elegir a sus amigos: la amistad, la lealtad y el respeto. Estos elementos estaban representados en una escultura denominada 'La isla de la amistad', creada por el artista Pedro Hormigo por encargo de Pepe Roselló como regalo de cumpleaños a Carl Cox. La escultura en hierro fundido representa un soporte con el contorno de la isla de Ibiza con dos manos entrelazadas en un apretón de manos. «Eso es lo que me ha inspirado la relación de Pepe Roselló y Carl Cox desde que los conozco, simboliza la lealtad, la amistad y el compromiso con la música y con la isla de estos dos personajes», resaltó en su discurso el escultor.

A continuación, Pepe Roselló repasó emocionado los momentos de su especial relación con el famoso dj durante décadas y apuntó al carácter unificador de la música como vínculo de unión y forma de entender el ocio: «Ibiza ha acogido con tolerancia, respeto y amistad a todos los que han venido a compartir su vida, su arte y creatividad. Carl ha aportado su música, su pasión y su enorme fuerza para dar a conocer mejor la isla en todo el mundo a través de su música y todos lo hemos disfrutado. Hoy le hago entrega de esta escultura en honor a la amistad y la enorme lealtad que hemos compartido durante años».

Carl Cox agradeció a Roselló esta nueva muestra de su compromiso personal y profesional y analizó el momento que vive el ocio nocturno en la isla: «Ibiza es única y no hay otro lugar que se le pueda comparar, soy muy feliz aquí y estoy muy agradecido a Pepe y orgulloso de la relación fraternal que hemos mantenido. Me siento honorado con esta escultura que representa magníficamente los valores de la isla de la amistad», subrayó Cox quien la noche anterior dio un concierto en la discoteca Privilege al que asistieron 9.500 clubbers a lo largo de la noche.

El acto prosiguió con un vino español en La Nave de Space y una posterior cena para los asistentes en el restaurante Las Dos Lunas, donde el dj británico volvió a soplar las velas de una enorme tarta con el logo de Space.

 Fuente: Juan Suárez / Diario de Ibiza

Our relationship with Studio 338 and London is still going strong! On June 16th we will return to the city to celebrate our first MINI FESTIVAL.

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El campo de Ibiza constituye uno de los principales valores del patrimonio de Ibiza, un paisaje singular y único en franca decadencia, que requiere de mucha más atención por parte de las instituciones. La historia de Na Bassona, un extraordinario y bellísimo olivo milenario situado en el Pla de Corona, pone de manifiesto que con un mayor esfuerzo por parte de todos, podemos inyectar vitalidad a un entorno que cada año se nos marchita un poco más.

La primera vez que enseñé Na Bassona a una personalidad relevante de fuera de la isla fue en 1976, coincidiendo con unas conferencias organizadas por el Consell Insular, entonces en periodo constituyente. El profesor don Amador Schiller, Rector Magnífico de la Universidad Complutense, llegó a Ibiza para participar en ellas. Quise aprovechar la oportunidad para acompañarle, junto a su esposa, a visitar el hermoso paraje del Pla de Corona, con sus almendros en flor, y rendir homenaje a este olivo antiquísimo que ya había identificado en la finca de Can Micaló, junto a una atractiva casa payesa que se encontraba en ruinas.

El árbol es una espléndida obra de arte de la naturaleza. Está formado por dos troncos nudosos y ensamblados, que se funden como si fueran mellizos. Esa es la razón de que sea conocido como Na Bassona. Con sus doce metros y medio de perímetro anclados en un terreno desnivelado, Na Bassona reina en un hermoso bancal que comparte con otros olivos hermanos, todos ellos pertenecientes a la misma época. Ejercen como testimonio de todas las culturas que han dejado su huella en Ibiza: fenicios, cartagineses, romanos, árabes y, finalmente, cristianos.

Cuarenta años más tarde, en 2016, tuvimos la oportunidad de regresar a Na Bassona, esta vez acompañando al prestigioso conferenciante Dr. Roig y a su esposa, también doctora, que se encontraban en Ibiza para participar en las Jornadas de Neumología que todos los años se celebran en el mes de mayo.

En esta segunda visita a Na Bassona, el panorama había cambiado radicalmente. Los chupones estaban literalmente devorando a su madre, que había sustituido el verdor y la exuberancia de sus hojas, por un manto semiseco, caduco y pardo, sin aliento. El olivo se estaba muriendo, olvidado y descuidado; se encontraba gravemente enfermo.

Decidí ponerme en contacto con su propietario, Juan Boned, ‘Micaló’, persona bondadosa, afable y muy conocida en la zona, para consultarle qué podíamos hacer para remediar una deriva que parecía inevitable.

Llegamos a un acuerdo: Space adoptaría este olivo milenario para tratarlo, cuidarlo y curarlo. Si la operación culminaba con éxito, su nombre, Na Bassona, estaría ligado en el futuro al de Space. Hoy podemos decir que este árbol único, que debería de estar catalogado como parte esencial del patrimonio botánico de la isla, ha recuperado su vitalidad y esplendor.

La iniciativa que emprendimos aún no hace dos años está directamente relacionada con la grave situación de abandono del campo de la isla: no se labra, no se abona, no se cuida, no se siembra, no se poda, no se restauran los muros de piedra seca, el campo se llena de vallados absurdos que parecen querer proteger no se sabe qué…

Estos olivos milenarios, testigos de nuestra historia y en muchos casos ignorados y abandonados, merecen que la administración inicie una campaña profunda, entonando un “mea culpa” por la desidia, ignorancia y falta de respeto hacia nuestro patrimonio histórico y natural.

Por eso, quisiera pedir al conseller de Agricultura que inicie un expediente para declarar esta joya Bien de Interés Cultural, de forma que su futuro quede garantizado y la iniciativa cunda en las familias y en la población.

De esta forma, es posible que aquellos que poseen olivos históricos y no disponen de medios, tiempo o conocimientos para cuidarlos, permitan que las personas que los aman puedan apadrinarlos y sanearlos, visitarlos de vez en cuando y disfrutar sus frutos antes de que se echen a perder en el suelo. Si esta idea de apadrinar olivos antiguos fuera apoyado por la máxima institución ibicenca, incluso se podría reconocer a aquellas personas que producen las mejores aceitunas y cuidan de forma óptima el árbol adoptado. Todos saldríamos ganando, incluido nuestro campo, que acabaría recuperando parte del esplendor de antaño.

Pepe Roselló

Space